Cuenta atrás...

Iba a necesitar algo más que endorfinas para mejorar un fin de semana horrible. Debía darse prisa porque sus fines de semana siempre acababan el domingo por la mañana, justo antes de quedarse dormido ante el televisor para despertar en el tedio de la tarde. Pensó que la mejor solución era ir al gimnasio y ver si acababa por reventar el corazón antes que el cáncer, que avanzaba rápidamente por su espacio virtual, acabase con EL. Agarró los mandos de la máquina como si fuese el volante del vehículo con el que iba a hacer su último viaje aquél que le ayudaría a superar los límites del dolor que le oprimía el alma. Puso al máximo el nivel del aparato, veinte, un esfuerzo al que nunca se había sometido. Aquello era un reto a muerte.
“Prefiero que me mate el corazón antes que lo haga lentamente un maldito tumor”
Dio un paso. Luego otro. Otro más. Y otro. Sus piernas empezaban a vencer la resistencia de la máquina.
“Adelante, siempre adelante. No pares ahora”
Apretó las mandíbulas y las venas se evidenciaron en el cuello, aunque extrañamente no oía ni sentía su corazón.
“Muerto, estás muerto. Y a mí me has dejado vivo”
Apareció, entre un fogonazo de luz, el primer recuerdo de Ella. Su nombre o mas bien, su alias. El bombeo de la sangre desde un corazón inerte era el único sonido que percibía. Las piernas, perdidas en una frenética carrera, eran lo émbolos que escupían la sangre a las arterias en un circuito cerrado al corazón, impidiendo que adquiriese el color rojo de la vida, transmutándolo en un mortecino violeta. Un parking, el primer beso que le pidió antes de cruzar la puerta de la habitación del hotel donde hicieron el amor por primera vez con una entrega que pareció la última. Como lo hicieron siempre, como si renunciasen a una próxima vez. Hoy, siete años después, trata de recordar cuál fue la última vez que le dijo que la quería. La rabia se apodera de EL al tener que buscar la respuesta en su memoria.
“No la encuentro, no la encuentro. No te encuentro”
Un sudor frío baña su cara mezclándose con el calor de unas lágrimas que ahogan sus recuerdos bailando en el quicio de sus ojos. No ve. No recuerda. No siente. Está al límite y su corazón sigue ahí, impasible.
“¡¡ Late cabrón. Late de una puta vez!!”
Su corazón se rebelaba a un solo pálpito que no fuera el estrictamente necesario para mantener con vida el amasijo de carne y fluidos, violáceos y blancos, en que se había convertido. No pudo más… La máquina paró en el tránsito que va de un trece a un catorce de abril condenando a EL a una extinción lenta en una cuenta atrás que terminaría cuando cayese el último recuerdo de su página.
13 comentarios
fantasma de un clavel -
Un abrazo enorme!! y fuerzas!
Noa- -
El Hada De Los Sueños -
Doctor -
http://elburladordemitos.blogspot.com/
Palabrista -
adrenaluna -
Un abrazo lunero
kaleidoscopio -
Helena -
Noa- -
konylero -
pero si esta...
avces creemos k hemos olvidado ...
pero no es asi....
kaleidoscopio -
TERESA -
Alvaro -
Un abrazo